Empezará con nueve meses y pido cada día que me toque el euromillon que mi marido echa religiosamente todas las semanas para poder coger una excedencia, pero a dos meses y pico de mi reincorporación al trabajo, sospecho que no va a poder ser.
Justo estamos en Madrid en plazo para solicitar plaza en las del ayuntamiento, y como sospecho que no nos van a dar plaza ni de coña, ya está matriculado en una privada. Las municipales en Madrid, al menos las que hemos visitado en puertas abiertas (aunque creo que siguen todas más o menos la misma metodología) qué diferencia. En el periodo de adaptación te invitan a que vayas lo que puedas, sobre todo el primer mes, hablan de un proceso para sostener no solo al bebé sino también a los padres, para que sea fácil para todos, y que durará lo que el bebé necesite. El personal en todas encantador, muy cariñosos, las aulas con un montón de material... Joer, salí súper triste porque en la privada la adaptación no la plantean así en absoluto, y aunque también me gustó, la sensación de cercanía que me han dado en las públicas nada que ver.
Ayer lloradita, que aún me queda tiempo de disfrute, pero se me hizo bola. Quizás sea el instinto que me incita aún a estar pegada 24/7 a mi cría, o que la maternidad me ha arrasado inesperadamente, yo que me quedé embarazada sin que ser madre fuese la mayor prioridad en mi vida (fue muy deseado pero no sentía ningún reloj biológico llamando fuertemente), pero que al tenerle en brazos y olerle por primera vez madre mía, qué empacho de amor y de miedo tan grandes.
Es redundante a lo que se habla muchas veces en este hilo, lo sé, me rompe un poquito el corazón cuando las que os vais incorporando al trabajo contáis vuestra vivencia. Ni quiero dejarle para ir a trabajar ni quiero dejarle en la guardería. Quiero cuidarle yo, que soy su mamá, hasta que sea mayor para ir al cole y empezar una nueva etapa, y no ahora, que lo siento todo prematuro.
Ala, otra lloradita hecha.