Es que más allá del daño "espiritual", repasarte las conjugaciones de verbos sobre una banda sonora de bramidos y berridos, fácil no es. El esfuerzo de concentración que me supone es ya nivel neurocirujano.
Pillarme una mesita de playa de segunda mano y ponérmela en el dormitorio lo he pensado, pero corro el riesgo de que ellos muevan el plató de la peli por.no también. Me parece que tienen el salón tras la pared de mi dormitorio, con su sofá incluido...
E irme a estudiar a la biblioteca, que es lo que imagino que terminaré haciendo, me fastidia porque allí no puedo tampoco hablar en voz alta ni repetir audios, etc.
Algunos días estudio por la mañana, cuando ellos están currando, pero claro, no todos los días puedo. Más allá de la broma, me están condicionando la vida y me toca bastante las narices.