Durante los meses duros del confinamiento, casi caigo en la tentación y la lujuria, pero me grabé a fuego el refrán de la olla. Juan no insistió. Le van más atractivas que yo.
Yo creo que Juan me ve como a una amiga sólo amiga, pero me confunde contándome sus cosas personales y buscándome en la máquina del café. Son cosas muy personales.
Alguna vez, me molesta que, si no quiere cazar, para que me marea la perdiz. Soy como la chaka, el sucedáneo del marisco.
Juan es otro solitario como yo y no se come un rosco entre las treintañeras, así que, de vez en cuando, me tira la caña, si pesca, pesca. Yo paso.
Pedro no anda con esos juegos. No me ha entrado de esa manera, aunque realmente no le conozco. Me dicen que es majo y tiene una vida fuera. Yo le veo como un solitario. A medida de que cumples años, es más difícil tener citas, si pones filtro.