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Los últimos pasos hacia la muerte de la "relinda" profesora vasca asesinada en Panamá por un iPhone y una GoPro
Crónica
Así, "relinda", describe a 'Crónica' la recepcionista que habló por última vez con Eneritz Argintxona Fraile en el hostal de una isla panameña, sólo accesible en barco, en el que se hospedaba. Recién graduada en Educación Infantil, le confesó que quería seguir su viaje hacia Suramérica
Eneritz Argintxona Fraile, la joven vasca de 30 años asesinada.Crónica
Asier Vera
Isla Carenero (Panamá)
Actualizado Martes, 13 agosto 2024 - 15:02
El cuerpo en descomposición de
Eneritz Argintxona Fraile yace sobre unas rocas en un paraje aislado de la playa de Isla Carenero, en Bocas del Toro, al norte de Panamá. Ahí permanecerá en el olvido durante tres días, hasta que un adolescente de 14 años de California (EEUU) lo descubra mientras se dirigía a coger olas con su tabla de surf. La autopsia revelará después que la joven, de 30 años, procedente de la ciudad vizcaína de Erandio, había fallecido de un
traumatismo craneoencefálico (un fuerte golpe en la cabeza). De esta manera tan abrupta y violenta finaliza el viaje de una aventurera graduada el pasado año en Educación Infantil que había recorrido durante un mes Costa Rica, trabajando como voluntaria en varios hostales del país.
Crónica ha viajado hasta la
Isla Carenero para reconstruir los últimos días de Eneritz, quien fue víctima de un crimen en el paraíso de Bocas del Toro, un conjunto de islas bañadas por aguas turquesas, con playas de arena blanca y rodeadas de una espesa selva. El entorno invita a perderse por este bucólico lugar. Casi nadie desea hablar en Isla Carenero, más habituada al turismo de surf y de sol y playa. Tras el crimen, es como si un silencio sepulcral hubiese inundado a los cerca de
1.000 habitantes que viven en esta isla sin carreteras ni vehículos a motor. La única manera de entrar y salir de ella es a través de unas lanchas que, a modo de taxis y con un costo de un dólar por trayecto, van y vienen de Isla Colón, situada a un minuto de distancia.
Decenas de jóvenes bailan despreocupados música electrónica mientras ingieren bebidas alcohólicas en el
Hostal Aqua Lounge, el lugar más de moda donde hospedarse en Isla Carenero. Su piscina natural con una plataforma a dos metros desde donde lanzarse al agua, así como sus hamacas y sofás con vistas al mar, atraen cada año a miles de turistas de distintos países para vivir la «mejor experiencia de Bocas», tal como se anuncia en su web.
Hasta este lugar y a bordo de una lancha desde Isla Colón, tras atravesar a pie el puente fronterizo entre Costa Rica y Panamá, ubicado en Sixaola, llegó sola el pasado 23 de julio a las 14.00 horas Eneritz, con la intención de quedarse una única noche en uno de los cuartos con literas donde se comparte habitación con otras turistas. Posteriormente a realizar el registro y pagar cerca de 25 dólares, dejó la maleta en el cuarto y en una taquilla guardó su pasaporte y varias bolsitas de café de Costa Rica que había comprado de regalo para su familia. Tras cerrarla con un pequeño candado, r
ealizó una videollamada a su madre, Arantza, para informarle dónde se estaba hospedando. Incluso, le envió una foto del hostal, según explica una de las recepcionistas que trabaja de voluntaria y que es originaria de Ecuador. Es la última persona con la que habló la víctima.
Altar en honor a Eneritz en la playa de Isla Carenero, en Bocas del Toro.Crónica
«Ella era relinda», asegura la joven, de 20 años, quien indica que Eneritz le confesó que su intención era seguir viajando hacia el sur del continente americano. A las 15.45 horas, abandonó las instalaciones del Aqua Lounge para dirigirse andando a la
playa La Punta, situada a dos kilómetros de allí, que se recorren aproximadamente en 45 minutos a pie.
La cámara de la única salida del hostal captó el momento en el que Eneritz se dirigía por el sendero de la derecha que conduce a la playa, que es el que los recepcionistas del lugar recomiendan realizar a los turistas al poder encontrar por el camino restaurantes, hoteles y un paisaje mucho más bonito al serpentear por la orilla del mar. Sin embargo, la joven de 30 años cambió de opinión y decidió a los dos minutos darse la vuelta y
optar por el camino de la izquierda, que atraviesa varias viviendas muy humildes construidas de madera y lámina, donde viven personas de escasos recursos. Además, en esa zona es habitual que los jóvenes residentes ofrezcan droga a los turistas, tal como pudo comprobar
Crónica, que pudo hablar con uno de ellos, quien preguntó al periodista si le gustaba fumar marihuana para poder vendérsela. Al día siguiente, ese mismo joven admitió que había tomado cocaína y que se encontraba eufórico.
La cámara del Aqua Lounge visualizó que poco después, Eneritz, quien portaba una pequeña mochila, así como su teléfono de la marca iPhone y una cámara GoPro, volvió a pasar por la entrada del hostal para dirigirse por el trayecto de la izquierda hacia la playa y por el que se tarda un tiempo similar en llegar, aunque es necesario
pasar cerca de un supermercado y decenas de casas debajo de las cuales se acumula basura y agua estancada. Decenas de niños corretean y juegan descalzos al fútbol o al béisbol, mientras grupos de hombres beben alcohol en una improvisada cantina de donde emana un elevado volumen de música con cumbias colombianas.
UNA MALETA ABANDONADA Y UNA CAMA SIN USAR
Por este lugar, que incluye una pequeña senda hacia la playa, atravesó la turista española el martes 23 de julio.
Su cuerpo apareció tres días después tirado en un recóndito y escarpado paraje junto al agua del mar que fue descomponiendo el cadáver, que también sufrió durante ese tiempo mordeduras de animales. Antes de que su cuerpo apareciera el 26 de julio, los trabajadores del hostal se dieron cuenta de la ausencia de Eneritz. Fue al día siguiente de salir a la calle, cuando la mujer que se encargaba de la limpieza se percató que la maleta con sus pertenencias permanecía junto a la cama, que tampoco había sido utilizada a pesar de estar reservada.
El gerente general de Aqua Lounge,
Tyson Merrill, un estadounidense de Texas que lleva 18 años residiendo en Bocas del Toro, explica que, al enterarse de que Eneritz no había dormido en el hostal esa noche y que su maleta continuaba en la habitación, pensó que, a veces,
los turistas salen de fiesta y se quedan en otro lado. Sin embargo, el jueves le dijeron en recepción que nunca llegaron a buscar la maleta, por lo que decidió llamar al teléfono de la joven, cuyo número había dejado registrado en su reserva a través de Internet.
Uno de los dos detenidos por el asesinato.PGN Panamá
Sin embargo, no obtuvo respuesta, dado que estaba apagado. El viernes 26 de julio, y antes de que se descubriera el cadáver, Merrill recibió un correo electrónico de la madre de Eneritz en el que mostraba su preocupación por no haber podido hablar con su hija desde el martes y que era
muy «extraño» que no se hubiera comunicado con su familia, algo que hacía habitualmente.
De este modo, el gerente del hostal le envío su número de teléfono a través del email y, tras conversar con ella el viernes a las 09.15 horas, se dirigió inmediatamente a la oficina del Ministerio Público en Isla Colón para
reportar la desaparición de la turista española, cuya familia hizo lo mismo en una comisaría de la Ertzaintza de Erandio.
Merrill ya ha dado su declaración ante la Fiscalía y autoridades policiales, al tiempo que ha entregado al Ministerio Público todas las cintas de grabación, para lo cual detalla que
extrajo tres discos duros que normalmente graban 18 días seguidos antes de borrar automáticamente el contenido, una vez transcurrido ese periodo de tiempo. Por otro lado, indicó que, por orden de los fiscales, se procedió a romper el candado de la taquilla donde Eneritz guardaba su pasaporte.
Tras conversar telefónicamente con la madre de la turista, señala que
recibió un mensaje de un policía de España, a quien le dio toda la información que tenía sobre el caso. Según desvela, este agente, que desconoce si pertenece a la Policía Nacional o a la Ertzaintza, le pidió que ya no hablara con la mamá de la joven, sino directamente con él, a pesar de que Merrill siempre recurría a ella cuando el Ministerio Público le hacía preguntas sobre Eneritz y cuya respuesta desconocía.
Tanto la mamá de la joven, como su único hermano, Markel, viajaron a Panamá tras el hallazgo del cuerpo, cuya identidad en un principio se desconocía, aunque todo apuntaba a que se trataba de Eneritz. Tras realizarse una
prueba de ADN, se confirmó que era ella, por lo que el 1 de agosto el cuerpo fue trasladado desde Bocas del Toro hacia Ciudad de Panamá en una aeronave del Servicio Nacional Aeronaval, gestionado por el Ministerio de la Mujer y la Fiscalía, para coordinar su repatriación a España.
Supermercado por el que pasó Eneritz antes de ser atacada.Crónica
DOS HOMBRES DETENIDOS
Mientras tanto, la Fiscalía continuó con sus investigaciones bajo la principal hipótesis de
un homicidio y un robo de las pertenencias de la joven española, dado que su teléfono y la pequeña mochila que portaba nunca aparecieron. Tras dos semanas de incertidumbre y rumores en la Isla de Carenero, donde se hablaba de la
detención de dos personas, finalmente estas se confirmaron el pasado miércoles con el arresto por parte de la Policía Nacional Civil de dos hombres acusados de feminicidio y robo.
Concretamente, la Fiscalía ordenó la captura de un varón de 39 años, conocido por su alias
Leche, y un joven de 24 años que fueron arrestados en la localidad de Almirante y en Isla Carenero, respectivamente, al ser
los principales sospechosos de la muerte violenta de Eneritz.
Hasta el mismo día de las detenciones, agentes policiales acudieron al hostal Aqua Lounge para preguntar en recepción si todo estaba bien y si habían visto a alguien «sospechoso» por la zona. Precisamente, desde que apareció el cuerpo de la joven, la Policía reforzó la vigilancia en las calles de Isla Carenero, así como en el camino que va hacia la playa que habitualmente es
muy solitario, salvo por algún turista que se adentra entre las palmeras para llegar a la orilla del mar, donde miles de cangrejos se esconden bajo la arena al escuchar las pisadas.
El juez
Arnulfo Ávila, de la localidad de Changuinola, envió el pasado jueves a prisión preventiva a Antony Planes, alias Leche, y a otro joven de 24 años, Joshua Parris, tras imputarles, a petición de la Fiscalía, los delitos de feminicidio y robo agravado en perjuicio de Eneritz. Según relató la fiscal Marissa Caballero, la joven paseaba «tranquilamente» frente al mar en la playa Punta Brown cuando fue seguida por los dos arrestados. En un momento dado, Planes llegó por detrás y golpeó hasta la muerte a Eneritz con un machete en la cabeza, aunque no con la parte que corta. A continuación, el joven que lo acompañaba
le arrebató el bolso, que contenía un iPhone 11 Pro de color rosado, una cámara de fotos GoPro y unos auriculares.
Tras cometer el crimen y el robo, ambos comenzaron a correr. Dejaron el cuerpo tirado en el suelo. Varios testimonios recabados por la Fiscalía desvelan que el principal acusado de dar muerte a Eneritz intentó que un amigo le desbloqueara el teléfono que había robado a la turista, al tiempo que trató de venderlo, mientras que el otro acusado trató de quemar la cámara fotográfica para borrar pistas de su implicación en el feminicidio. Ambos detenidos permanecerán seis meses en el
centro penitenciario Deborah, de Bocas del Toro, a la espera de que la Fiscalía finalice su investigación en ese período de tiempo que les ha fijado el juez, quien también ha ordenado tramitar el carnet de identidad para Planes, dado que carece del mismo.
El crimen de Eneritz ha causado «conmoción» entre la población, tanto de Isla Carenero como de Isla Colón, donde un grupo de mujeres han organizado varias marchas para exigir justicia y una mayor seguridad en las calles, teniendo en cuenta que no es el primer homicidio que se registra en la zona. En 2017, fue violada y estrangulada una neerlandesa en Isla Bastimentos, también de Bocas del Toro, cuando caminaba sola por un sendero que une dos playas. Por este hecho fue condenado un menor de edad a 12 años de prisión. Mientras, entre los años 2007 y 2010, un hombre conocido como
Wild Bill cometió cinco asesinatos contra turistas estadounidenses en Bocas del Toro, incluido un adolescente de 16 años, por los que fue condenado a 47 años de prisión.
Cristy Almendral, una de las mujeres que ha organizado las manifestaciones, explica que también han colocado
dos altares en memoria de Eneritz, tanto en el lugar donde fue hallado su cadáver como en un manglar de la playa. En ambos han colocado caracolas de mar, flores y una placa de madera en la que se lee el nombre de la joven y Descansa en paz hermana. «Estamos muy consternadas», asegura, al tiempo que detalla que el caso de Eneritz ha vuelto a despertar un movimiento que no sólo exige justicia para ella, sino también «libertad para que todo el mundo tenga derecho a poder caminar y habitar en este paraíso de forma segura».