Ayer por la tarde, el tranvía iba a reventar. Vi que había dos sitios libres, y cuando voy a sentarme, estaba un perro echado sobre el suelo, ocupando esos dos sitios (vamos, que me hubiera tenido que sentar con las piernas en el aire para no pisarlo). Pues la dueña estaba ahí tan ricamente pasando de todo, cuando desde hace cosa de un año hay un lugar habilitado para ellos, donde tienen que ir con bozal (obviamente el perro no lo llevaba puesto). Antes era peor y directamente no podían ir perros, salvo que fueras ciego, evidentemente. Se suben los de seguridad y se lo comentan. La tía pasando de ellos, respondiéndoles con monosílabos y aletargada (pienso que le pasaba algo). Cuál es mi sorpresa cuando, además del perro, había puesto su bicicleta sin amarrar (si el tranvía frena brusco o alguien se apoya, se podía caer). Vamos, que le faltó encenderse un cigarrito dentro para ya terminar de saltarse todas las normas. ¿La gente se piensa que está sola o qué? No puedes cogerte prácticamente entre entre unas cosas y otras un vagón para ti sola, hay unas normas y hay que cumplirlas. Y sí encima te llaman la atención, discúlpate y di que no lo sabías (por ejemplo)
Ya lo comenté no hace mucho, el transporte público es de los lugares donde más se nota el egoísmo de la gente, es un "sálvese quien pueda" constante. Qué asco.