Pues eso, comentar, ¿que hacemos aquí si no? Y ahí van elogios, consideraciones, realidades y llevar la contraria. Todo va incluido. Y si las vanaglorias son exageradas y salidas de madre pues se dice si se quiere, ¿por qué no? ¿Es que todos tenemos que comulgar con los exagerados plácemes porque esta jovencita no se desmayó ni tropezó ni se equivocó cuando fueron cientos los que hicieron lo mismo? Sí,tuvo un lugar destacado, pero si a estas alturas no es para ella cosa corriente pues entonces ¿de que valen su posición y sus experiencias habidas y forma de crianza? ¿Es que no ha tenido suficientes papeles protagonistas como para estar acostumbrada? La verdad es que hay alabanzas tan ridículas que tan exagerado triunfalismo llama la atención sin hacer demasiados esfuerzos.
Sin embargo encuentro, una vez más, la flojedad y la frivolidad más grandes en suponer que este acto conlleve adictos a la monarquía, algo propio de los cuentos de hadas o similar. ¿Como una posible Jefatura de Estado puede basarse en la apreciación de una jovencita por agradable, atractiva, cumplidora, como 400 más, de los trabajos obligatorios a que se ha comprometido? ¿Cuánto de parafernalia se necesita para la aceptación de una persona para un puesto de tal categoría?
Y ante todo, ¿por qué a los que pensamos poniendo el raciocinio por delante se pretende ponernos trabas para ello?