"con este dedito yo he llegado muy lejos, ¿no me ves? reina de España soy"
Follow along with the video below to see how to install our site as a web app on your home screen.
Se debe tener en cuenta: This feature may not be available in some browsers.
"con este dedito yo he llegado muy lejos, ¿no me ves? reina de España soy"
Esa boca, esa boca. . . . ¿a quién se la he visto yo antes?
Se puede ser agradecida sin exagerar.Yo aquí a la autora no la veo como periodista sino como madre. Si a ella le ha reconfortado el interés de Letizia por ella y por su hijo yo nunca me atrevería a juzgarla. Entiendo que posiblemente no sea objetiva, como debería ser en su profesión, pero no soy capaz de criticarla por ello.
Más palmera que la Tontoles y la TietaGema Lendoiro
Directora de Look. Periodista e historiadora.
11/09/2024 15:21
Actualizado: 11/09/2024 15:49
Este artículo que les escribo tiene un doble carácter, el informativo y el de poder dar la mayor visibilidad al autismo porque soy madre de un niño TEA. Esta mañana acudí a cubrir para este periódico la visita de la Reina Letizia a un centro de educación pública en Azuqueca de Henares (Guadalajara) el Maestra Plácida Herranz.
Mientras los periodistas esperábamos en el aula la llegada de Doña Letizia, un niño llamó inmediatamente mi atención por tener un comportamiento muy familiar para mí. El cómo se relacionaba con su cuidadora (María), el cariño con el que esta lo trataba y cómo él buscaba ese lugar seguro que estos niños tan especiales hacen siempre. Cómo se autotranquilizaba con su juguete fetiche, su forma de moverse, mirar, todo.
Busqué la mirada de la profesora y desde lo lejos le pregunté: «¿Es autista? Y asintió con la cabeza, así que me acerqué para hablar con ambos. Le pregunté su nombre, su edad y me hizo poco caso, algo que muchos niños TEA suelen hacer porque viven en su maravilloso e inescrutable mundo. En él vi muchos rasgos de Jomío, que así es el apodo que le he puesto desde que nació hace casi siete años.
Alguien durante la visita le presentó a la Reina al niño y ella enseguida se agachó para hablar con él y la cuidadora, imagino que para interesarse por su integración. Estuvo un buen rato intentado charlar con los dos aunque el alumno, en su mundo, poco caso le hizo, algo que Doña Letizia pareció comprender perfectamente.
Una vez terminó de hablar con ellos, en lugar de seguir con la visita, la Reina se acercó para preguntarme por mi hijo. Podría no haberlo hecho pero prefirió hacerlo. Siempre he visto en ella una humanidad y sensibilidad hacia las personas con necesidades especiales. Así que, aunque me sorprendió lo que puede denominarse como un «saltarse el protocolo», sinceramente me pareció algo muy propio de ella, algo que me gusta, que valoro en ella. Estas cosas que muchas veces realiza, aunque no siempre trasciendan, y que hacen su figura una grandísimo activo para la Corona por toda la calidez y humanidad que transmite.
Me preguntó cómo se llamaba Jomío. Lógicamente le dije su nombre real, quiso saber su edad, su grado de autismo (estas preguntas denotan que está informada sobre qué es el TEA, el trastorno del espectro autista). Me preguntó si hablaba, le dije que sí, que desde hacía un año y poco. Y también me preguntó a qué colegio lo llevaba. En sus palabras se notaba auténtico interés porque yo estaba ahí para cubrir el acto, no formaba parte de las personas a las que ella tenía que saludar en su visita como Reina de España.
Palabras cariñosas, mirada profunda y atenta a lo que le están contando porque le interesa de verdad. He dudado si contarlo por pudor pero me he animado por dos cosas, la primera y más importante es porque no se me ocurre mejor persona para dar voz y visibilidad, esa palabra tan de moda, a los niños autistas. Quienes tenemos hijos así pasamos por muchas lágrimas cuando nos dan la noticia, muchas incertidumbres sobre cómo será su futuro y, sobre todo, pasamos por mucha incomprensión, aunque cada día menos, en una sociedad que no siempre entiende cuando entran en crisis y se comportan de una forma que muchos califican como «niño maleducado».
A los niños autistas hay muchas cosas que los pueden desestabilizar y, cuando eso sucede, pueden entrar en crisis. Como no hay un autista igual, sus reacciones pueden ser muy diversas, gritar, autolesionarse, llorar con auténtica angustia porque no saben salir de una situación que no comprenden o, como hace el mío, tumbarse en el suelo y negarse a ponerse de pie.
Quienes me siguen en instagram saben que me gusta hablar de esto sin dramas, incluso con humor, con mucho humor, pero con la seriedad que se merece. Que la Reina Letizia hable con un niño autista y que se sepa nos ayuda a los padres un mundo. Porque todo lo que ella hace trasciende y esto, a quienes tenemos hijos así, nos importa. Mucho.
Sabemos poco del autismo. De hecho no sabemos apenas nada. La ciencia no ha podido explicar por qué sucede, pero sí sabemos que con un diagnóstico temprano, una terapia buena que no es barata, por cierto, con paciencia y con cariño y, sobre todo con una gran fe y esperanza en lo que venga, podemos hacer mucho.
Cuando voy al colegio de mi hijo, que es de educación especial porque así lo quise sin ninguna duda, y veo a otros niños que tienen situaciones mucho más graves, doy gracias a Dios porque el mío está sano. No tiene problemas de salud, simplemente es un niño especial, en un mundo que es muy suyo y que a mí y a sus hermanas, mayores que él, a veces nos cuesta entender aunque cada vez menos. Porque ellos, los niños TEA, sí saben comunicarse. Puede que algunos jamás alcancen el lenguaje pero saben cómo hacerte entender sus emociones, alegrías, tristezas. Son niños con una sensibilidad exquisita. Algunos con una inteligencia suprema.
Estoy profundamente agradecida a que la Reina Letizia se haga eco de, por ejemplo, las enfermedades raras (en el colegio de mi hijo hay muchos casos). Que ella les dé voz a los padres les ayuda de una manera que buena parte de la sociedad posiblemente ignora. El gesto de hoy de la Reina es enorme y si con ello conseguimos que mucha gente se conciencie de ello, bien hecho está.
Y es que en estos momentos que vivimos de tanta sensibilidad por los colectivos más diversos (algo que aplaudo), a los padres de los autistas también nos gustaría mucho que se visibilizara más cómo son. Porque con buenos cuidados se pueden integrar perfectamente en una sociedad a la que tienen muchísimo que aportar por su sensibilidad, bondad e inocencia que jamás pierden.
Así que, por la parte que me toca, muchas gracias, doña Letizia. Su gesto de hoy me ha emocionado y llegado al alma.
Ay hija, te vuelve el morton y además columnitis y etc. …
La luz està en la Almudena, primaPilar Alegría le da mil vueltas hoy.
Mortona parece una monja en su día libre.
No hay luz en ese conjunto
Ya queda menos para que la santifiquen. "Santa Letizia de todos los Santos"Gema Lendoiro
Directora de Look. Periodista e historiadora.
11/09/2024 15:21
Actualizado: 11/09/2024 15:49
Este artículo que les escribo tiene un doble carácter, el informativo y el de poder dar la mayor visibilidad al autismo porque soy madre de un niño TEA. Esta mañana acudí a cubrir para este periódico la visita de la Reina Letizia a un centro de educación pública en Azuqueca de Henares (Guadalajara) el Maestra Plácida Herranz.
Mientras los periodistas esperábamos en el aula la llegada de Doña Letizia, un niño llamó inmediatamente mi atención por tener un comportamiento muy familiar para mí. El cómo se relacionaba con su cuidadora (María), el cariño con el que esta lo trataba y cómo él buscaba ese lugar seguro que estos niños tan especiales hacen siempre. Cómo se autotranquilizaba con su juguete fetiche, su forma de moverse, mirar, todo.
Busqué la mirada de la profesora y desde lo lejos le pregunté: «¿Es autista? Y asintió con la cabeza, así que me acerqué para hablar con ambos. Le pregunté su nombre, su edad y me hizo poco caso, algo que muchos niños TEA suelen hacer porque viven en su maravilloso e inescrutable mundo. En él vi muchos rasgos de Jomío, que así es el apodo que le he puesto desde que nació hace casi siete años.
Alguien durante la visita le presentó a la Reina al niño y ella enseguida se agachó para hablar con él y la cuidadora, imagino que para interesarse por su integración. Estuvo un buen rato intentado charlar con los dos aunque el alumno, en su mundo, poco caso le hizo, algo que Doña Letizia pareció comprender perfectamente.
Una vez terminó de hablar con ellos, en lugar de seguir con la visita, la Reina se acercó para preguntarme por mi hijo. Podría no haberlo hecho pero prefirió hacerlo. Siempre he visto en ella una humanidad y sensibilidad hacia las personas con necesidades especiales. Así que, aunque me sorprendió lo que puede denominarse como un «saltarse el protocolo», sinceramente me pareció algo muy propio de ella, algo que me gusta, que valoro en ella. Estas cosas que muchas veces realiza, aunque no siempre trasciendan, y que hacen su figura una grandísimo activo para la Corona por toda la calidez y humanidad que transmite.
Me preguntó cómo se llamaba Jomío. Lógicamente le dije su nombre real, quiso saber su edad, su grado de autismo (estas preguntas denotan que está informada sobre qué es el TEA, el trastorno del espectro autista). Me preguntó si hablaba, le dije que sí, que desde hacía un año y poco. Y también me preguntó a qué colegio lo llevaba. En sus palabras se notaba auténtico interés porque yo estaba ahí para cubrir el acto, no formaba parte de las personas a las que ella tenía que saludar en su visita como Reina de España.
Palabras cariñosas, mirada profunda y atenta a lo que le están contando porque le interesa de verdad. He dudado si contarlo por pudor pero me he animado por dos cosas, la primera y más importante es porque no se me ocurre mejor persona para dar voz y visibilidad, esa palabra tan de moda, a los niños autistas. Quienes tenemos hijos así pasamos por muchas lágrimas cuando nos dan la noticia, muchas incertidumbres sobre cómo será su futuro y, sobre todo, pasamos por mucha incomprensión, aunque cada día menos, en una sociedad que no siempre entiende cuando entran en crisis y se comportan de una forma que muchos califican como «niño maleducado».
A los niños autistas hay muchas cosas que los pueden desestabilizar y, cuando eso sucede, pueden entrar en crisis. Como no hay un autista igual, sus reacciones pueden ser muy diversas, gritar, autolesionarse, llorar con auténtica angustia porque no saben salir de una situación que no comprenden o, como hace el mío, tumbarse en el suelo y negarse a ponerse de pie.
Quienes me siguen en instagram saben que me gusta hablar de esto sin dramas, incluso con humor, con mucho humor, pero con la seriedad que se merece. Que la Reina Letizia hable con un niño autista y que se sepa nos ayuda a los padres un mundo. Porque todo lo que ella hace trasciende y esto, a quienes tenemos hijos así, nos importa. Mucho.
Sabemos poco del autismo. De hecho no sabemos apenas nada. La ciencia no ha podido explicar por qué sucede, pero sí sabemos que con un diagnóstico temprano, una terapia buena que no es barata, por cierto, con paciencia y con cariño y, sobre todo con una gran fe y esperanza en lo que venga, podemos hacer mucho.
Cuando voy al colegio de mi hijo, que es de educación especial porque así lo quise sin ninguna duda, y veo a otros niños que tienen situaciones mucho más graves, doy gracias a Dios porque el mío está sano. No tiene problemas de salud, simplemente es un niño especial, en un mundo que es muy suyo y que a mí y a sus hermanas, mayores que él, a veces nos cuesta entender aunque cada vez menos. Porque ellos, los niños TEA, sí saben comunicarse. Puede que algunos jamás alcancen el lenguaje pero saben cómo hacerte entender sus emociones, alegrías, tristezas. Son niños con una sensibilidad exquisita. Algunos con una inteligencia suprema.
Estoy profundamente agradecida a que la Reina Letizia se haga eco de, por ejemplo, las enfermedades raras (en el colegio de mi hijo hay muchos casos). Que ella les dé voz a los padres les ayuda de una manera que buena parte de la sociedad posiblemente ignora. El gesto de hoy de la Reina es enorme y si con ello conseguimos que mucha gente se conciencie de ello, bien hecho está.
Y es que en estos momentos que vivimos de tanta sensibilidad por los colectivos más diversos (algo que aplaudo), a los padres de los autistas también nos gustaría mucho que se visibilizara más cómo son. Porque con buenos cuidados se pueden integrar perfectamente en una sociedad a la que tienen muchísimo que aportar por su sensibilidad, bondad e inocencia que jamás pierden.
Así que, por la parte que me toca, muchas gracias, doña Letizia. Su gesto de hoy me ha emocionado y llegado al alma.
A por ese! El de las gafitas está copiando!