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Os cuento... yo voy siempre los jueves a la misma hora, a mediodía... y ¡me gusta comprar piña!!!... pero esta vez me daba vergüenza...
Cuando me ve salir para el supermercado, mi hijo se tronchaba... qué, a por piña, ja, ja, ja...
Pues vamos mi marido y yo empujando el carro y él bromeando sobre comprar piña... yo diciéndole... ni se te ocurra, qué vergüenza...
Pues... ¡no había piña!
Y mi marido, que hace amistad hasta en la cola del supermercado, hablando con la dependienta del pescado, con la de la perfumería y hasta con el encargado...
Pues le dijeron que había sido horroroso... y no sólo en la hora punta señalada, sino a todas horas y que el centro logístico que les surte, el mayor de toda España, estaba desabastecido de todo lo que habían vendido...
¡Ni siquiera había piña en lata!!
Eso sí, había muy buen ambiente... da gusto hacer la compra así, muy entretenido, ja, ja, ja.
Cuando me ve salir para el supermercado, mi hijo se tronchaba... qué, a por piña, ja, ja, ja...
Pues vamos mi marido y yo empujando el carro y él bromeando sobre comprar piña... yo diciéndole... ni se te ocurra, qué vergüenza...
Pues... ¡no había piña!
Y mi marido, que hace amistad hasta en la cola del supermercado, hablando con la dependienta del pescado, con la de la perfumería y hasta con el encargado...
Pues le dijeron que había sido horroroso... y no sólo en la hora punta señalada, sino a todas horas y que el centro logístico que les surte, el mayor de toda España, estaba desabastecido de todo lo que habían vendido...
¡Ni siquiera había piña en lata!!
Eso sí, había muy buen ambiente... da gusto hacer la compra así, muy entretenido, ja, ja, ja.