En mi caso lo más importante fue hablar con mi marido para estar 100% segura de que a él no le afectaba.
Como dice
@Alquimia, pensar en que si fuera un vecino/conocido el que me faltase al respeto no le daría vueltas.
También en aquella época estaba en terapia y el psicólogo me ayudó a gestionar un poco la "culpabilidad" que sentía por si estaba siendo una exagerada.
Hubo un punto de inflexión que fue hablar con gente ajena a la familia y ver cómo se echaban las manos a la cabeza con las cosas que les contaba, ahí entendí que no estaba loca.
Yo no soy de otro país pero sí de otra comunidad autónoma y vivimos en la de mi marido, así que entiendo un poco esa soledad a la que te refieres.
Ánimo.