Mi experiencia:
Me operé hace unos 20 años en España, en la clínica Baviera, de miopía.
Había tenido problemas gordos con las lentillas, y lo de las gafas era muy complicado. Practicaba mucho deporte, sobre todo acuático (entrenamientos diarios de natación, windsurf, vela, buceo, surf... era un sufrimiento).
Me recomendaron un par de especialistas de renombre, pedí consulta y tenía claro que en la vida me iba a operar con tales peseteros. Pedían una pasta por la primera consulta, sin saber aún si el paciente era apto... yo ya era apta sin mirarme apenas... prácticamente todo el mundo era apto, había que hacer pasta. Al oftalmólogo no llegué a verlo nunca. Muy poca información, muchas prisas, fecha de operación poco flexible, a decidirse rápido que hay mucha gente esperando. Así que me fui por patas y decidí preguntar en la Baviera, de la que me habían hablado bien, pero desconfiaba al ser una franquicia. No me habían cobrado la primera consulta, enseguida conocí al doctor, muy amable. Se tomaron su tiempo y me explicaron todo. Tarifas mejores que en la competencia. Me operé allí y quedé contenta.
Como efecto secundario, tuve los ojos bastante secos durante los primeros años, pero eso ya venía de las lentillas. La visión nocturna, con más destellos que antes. La visión genial, como volver a nacer. Disfruté muchísimo de mi juventud, fiestas sin vaho en los cristales, deporte, poder volver a maquillarme los ojos.
La miopía nunca volvió, pero, en mi último embarazo (en la cuarentena), empecé a notar la vista cansada y visión borrosa de cerca. Cuando nació el bebé, no veía bien su carita. Presbicia. Ahora necesito gafas de cerca y antifatiga ocular. La relación con la operación es incierta, los oftalmólogos que he consultado lo achacan más al embarazo "añoso".