Mi cuñado mismo, la semana pasada. Tenía una novia de 5 años con la que hacía planes de futuro. Ella buena persona, funcionaria temporal desde hace 6 meses en otra CA pero deseando mudarse de nuevo a nuestra ciudad (sería cuestión de unos pocos meses). Hará unos 15 días estuvo con ella y nos comentó lo bien que lo había pasado. La semana pasada la dejó por WhatsApp a las tantas de la mañana. Por lo visto, está liado con una conocida de ambos. El impacto que se llevó la "oficial" fue/es tremendo y está echa polvo porque no es que ella notara algo raro... es que nadie de familia o amigos lo notó. Es más, él recalcaba lo bien que estaba con ella. Lo curioso es que a él su anterior pareja le había puesto los cuernos y él juró y perjuró que nunca haría lo mismo por lo mal que lo había pasado. Le llevamos conocidas en 15 años 4 parejas estables (con dos tuvo hijos), pero con ninguna quedó a bien. De hecho, son innombrables. A mí esto último ya me lo define.
Ahora le parece mal que no le bailemos el agua, así que yo intento evitarlo todo lo que puedo. Que no somos empáticos, nos dice.
Y a una de mis mejores amigas, el verano pasado, justo cuando iban a irse de vacaciones con los niños, la deja su marido plantada: que no es feliz con ella y tiene a otra. Otros que parecían la pareja perfecta y ella no desconfiaba de él porque seguía con el horario y las costumbres de siempre (aparentemente). El ya exmarido había conseguido abogado, llevaba meses sisando dinero en pequeñas cantidades y tenía todo todo preparado para la convivencia con la nueva.
A mí esa ruptura me dejó tocada y ahora esta (y otras muchas que veo) me confirman que la cultura de la inmediatez, de sentir tooodo el tiempo mariposas en el estómago, de vivir permanentemente enamorados tipo instagram, dicen poco de nuestra madurez y me da miedo la deriva que estamos tomando. No tiene que ver nada con "aguantar", no me malinterpretéis, pero parece que siempre tengamos que estar mostrando nuestra mejor versión para resultar "deseables" y "queribles"...