De esto hable yo en otro hilo ODIO LAS MAÑANAS. Hasta el punto de que desde que teletrabajo las duermo hasta las 13.00 por no salir a la calle en ese momento del día estresante y masificado por gente ociosa. Sólo piso la calle por la mañana por razones médicas, laborales o administrativas, pero lo común es no verme el pelo hasta las 14.30, cuando todos se han ido. He vivido siempre en entornos tranquilos y solitarios y cuando veo esas marabuntas tan temprano me da ansiedad.
Desde hace unos 5 años no sé de dónde sale tanta gente para que esté todo, pero todo a reventar. Antes eran abueletes, alguna marujona despistada y el vividor de aire de turno, ahora hay gente de todas las edades, incluido niños y adolescentes que deberían de estar en clase. Y para no trabajar o tener la paguita de turno (que las dan justitas) bien que tienen dinero para estar gastando toda la mañana. Por la tarde hay la mitad de gente que por la mañana cuando antes las tardes eran la locura. Vivo en el Área 51 de España, por lo que no hay turistas, sólo locales y parece que la gente se ha multiplicado.
Desayunar fuera es misión imposible hay hasta que esperar cola para que te den mesa, atascos por todas las calles, el gimnasio a reventar, colas kilométricas en comercios, en las aceras no cabe ni un alfiler y es imposible caminar rápido sin tienes prisa porque debe de ir sorteando gente que no te da paso porque no le sale de las narices. Salir por la mañana es para hacerlo sin prisa y con paciencia, porque puedes esperar perfectamente media hora para que te atiendan en la carnicería o el camino que se hace sin apenas gente en 10 minutos, por la mañana sorteando viandantes se convierte en 30 minutos. Además hay como una sensación generalizada de prisa, de querer hacer mil cosas y de que el día se acaba a las 14.00 que te la contagian, por lo que hay una atmósfera estresante que me pone muy nerviosa.
Antes no era así, años atrás cuando estaba trabajando de tarde aprovechaba la mañana para ir al gimnasio, salir a correr o ir de tiendas porque no había nadie. Ahora ni se me ocurriría.