Se ha dejado mucho durante los últimos años de matrimonio, le pasa a mucha gente, además, vivía en el campo, en el Soto de Mozanaque, la finca de su marido, Ioannes Osorio, duque de Alburquerque, entre otros muchos títulos y el matrimonio apenas salía, a excepción de los domingos por la mañana al Teatro Real, ya que tenían el abono de mañana, que es bastante más barato y las funciones son las mismas que por la noche.
La puntilla se la ha dado la sentencia de su divorcio, que la ha dejado "con una mano delante y otra detrás" ya que tenían separación de vienes y los hijos son mayores de edad y viven en el extranjero, así que no le han concedido pensión compensatoria, tampoco le han concedido compensación alguna por haber tenido la idea de rentabilizar la finca de Ioannes como lugar de celebración y eventos, convencer a su marido, que creía que la idea era un capricho de su mujer y poner en marcha el negocio que tantos beneficios da a su ex, ya que, por temas fiscales, ella figuraba como empleada de su marido, por lo que el juez consideró que era una mera empleada y no una socia y sólo le correspondía la liquidación por despido como a cualquier trabajador y no la mitad del negocio.
Tan en precario ha quedado que está viviendo en Somosaguas, en casa de su madre, la marquesa viuda de Tamarit y, según se rumorea, sale con un antiguo amor de juventud, Joaquín Güell, ex marido de Cayetana Álvarez de Toledo, aunque a mí me dicen que son sólo amigos.