Me entristece que mi hija crezca tan rápido

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Primas, de verdad, mil gracias por vuestros comentarios. Abrí el hilo sintiendo que no estaba gestionando bien lo que sentía y me alivia ver que muchas otras os sentís como yo, y eso me causa bastante tranquilidad, aunque parezca una tontería.
Aunque digan que hay mucho más apoyo ahora que "antes" en términos de maternidad, no lo creo, siento que antes formabas mucha tribu con las mujeres de tu entorno porque muchas tenían hijos y podíamos "lamernos las heridas" las unas a las otras, y había muchas mujeres en las familias y podías compartir. Ahora veo que lo tienes que gestionar como buenamente puedas con tu marido (alguien que no acaba de entenderlo del todo) o con amigas que no tienen hijos. Las que tenéis grupos de amigas con hijos o hermanas con hijos sois muy afortunadas

yo prefiero el escenario sin tribu, personalmente. Me alegro de q te hayas sentido menos sola en esto, la verdad es q a mi tampoco me parece nada patológico, me parece que cada uno siente las cosas de la manera que las siente y esta es una de esas maneras.

 

[FugaNeoclásica]

Prima, creo que te entiendo. A mi hijo pequeño le está asomando un diente (7 meses ya). El mayor empieza el cole el curso que viene. Siento que todo va lento y a la vez se me escapa el tiempo entre los dedos. ¿En qué momento mi hijo me cuenta cuentos en vez de ser yo la que da la chapa? ¿Cuándo ese recién nacido húmedo y enanito empezó a hacer la croqueta?

Es algo que hablo mucho von mi madre, porque ella siempre me ha transmitido... no sé, como resignación ante lo que viene pero en plan bien. Las cosas van y vienen, la vida es así, y es maravillosa.

En mi boda leyó este poema en la ceremonia, y recuerdo que siempre nos soltaba versos cuando éramos pequeñas mi hermana y yo. Ahora que tengo a mis hijos creo que lo entiendo un poco mejor.

Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida,
deseosa de sí misma.

No vienen de ti,
sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos,
pues ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas,
porque ellos
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerles semejantes a ti,
porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas,
son lanzados.
Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero,
sea para la felicidad.

Khalil Gibran, poeta, filósofo y artista libanés