Bueno, aquí está el dato curioso de que los niños son criaturas sociales y con capacidad de adaptación. Igual que los adultos no nos comportamos igual en nuestras casas que en casas ajenas, o con nuestra familia, que con desconocidos, ellos también hacen lo mismo.
Por poner un ejemplo personal, yo estoy separada en custodia compartida. Mi hijo pasa una semana con cada padre y nosotros no coincidimos mucho en ciertas cuestiones. Por ejemplo, en su casa tiene barra libre de televisión, y en la mía las pantallas están muy restringidas. Ni cuando llega a mi casa exige pantallas, ni cuando va a casa del padre huye de ellas, en definitiva, ellos entienden que distintos ambientes, distintos roles.
Lo del porteo o el colecho no genera dependencia en los niños, salvo que portees o coleches hasta que tengan cuarenta años. Normalmente ambas etapas se acaban mucho antes. Los propios niños son quienes llega su momento de querer irse a su cuarto. Si por necesidades de la familia hay que acelerar el proceso, se suelen adaptar.
El porteo lógicamente no puedes extenderlo mucho más allá de la etapa de bebé (tu espalda no te lo va a permitir aunque quisieras), pero está integrado en muchas culturas con altos ratios de independencia y autonomía a edades tempranas, así que no existe ninguna relación entre dependencia / porteo de un bebé.
Realmente y aunque se da mucha importancia a esos detalles, no son tan relevantes. Un niño puede ser autónomo con o sin colecho, yendo o no a la EI, tomando teta o tomando biberón, comiendo lentejas enteras o en puré, siendo porteado o siendo paseado en cochecito. Los factores más importantes que se han demostrado para desarrollar la autonomía del niño y un apego seguro que la favorezca son una atención adecuada de sus necesidades, validación, ayudarles a construir confianza y autoestima, evitar tanto la sobreprotección como el autoritarismo y poner unos límites razonables en función de cada edad y capacidad. Lo demás son básicamente tendencias de crianza que no influyen tanto como creemos.