Buenas noches,
Tengo un amigo con 52 años, 4 hijos, actualmente separado y que está al final de su vida por un cáncer.
Él ya sabía desde el principio que su cáncer es de los más agresivos y que no vería crecer a sus hijos pero esta semana ya ha sido más consciente al decirle los médicos que ya no hay más tratamientos posibles.
No vivimos en la misma ciudad y tengo pendiente llamarlo pero no sé qué decirle.
Ya perdí a mi madre por cáncer, tengo a una amiga también luchando contra otro y a la madre de un amigo así que sé cómo es de jodida esta enfermedad pero no sé qué decirle a mi amigo. Sé que cuando lo escuche voy a venirme abajo porque sufro mucho por toda esta gente cercana a mí que están en esta situación.
Me dicen amigos en común que está bajo de ánimos y sé que se está apoyando en amigos que sabe que no tienen hijos porque él considera que esas personas no tienen esa parte emocional, yo como si los tengo creo que le cuesta también abrirse a mí.
¿Cómo se prepara alguien para algo así?
Os agradecería algún comentario que me pudiera dar ideas de qué decirle o cómo afrontar esta situación.
Hasta ahora hablábamos normal y nos contábamos la vida y nuestro día a día pero ahora estoy perdida.
Muchas gracias.
uno de mis grandes amigos (él sabía que en cualquier momento podía darle un infarto fulminante, estaba muy mal de salud), murió hace 4 años, y un mes antes de que muriese, nos estuvimos enviando mensajes y quedamos para una video llamada (yo estaba fuera del país), y aquello se hizo larguísimo, no sé si fueron 2 o 3 horas hablando: recordando los momentos de risas, de salidas en grupo, de cenas, anécdotas varias, de los momentos tristes, etc... al final, creo que ya intuíamos que no habría otra llamada y antes de despedirnos, le hice saber la alegría y el buen rollo que él había aportado a mi vida y que escuchar sus carcajadas era algo que me hacía sonreir aún cuando yo estuviese pasando por un mal momento. Me hubiese gustado abrazarlo, pero nos dijimos todo el cariño que nos teníamos y lo que significabamos en la vida del otro.
Casi un mes después, un amigo común me llamó para decirme que le había dado un infarto fulminante al llegar a la recepción del hotel donde se hospedaría para asistir a un congreso en otra ciudad. Fue muy duro, sin embargo, me queda que tuvimos aquella larga conversación.
Si tienes oportunidad de verlo en persona, hazlo, dile lo importante que ha sido en tu vida, lo que te ha aportado, y sobre todo, abrazalo con todo el cariño que sientas por él, y si te dan ganas de llorar, llora, si se acuerdan de momentos felices y tienen ganas de reir, ríe... no te dejes nada en el tintero, eso dará paz a tu corazón.
En cuanto a la opción del sacerdote, no importa si no es creyente, los sacerdotes escuchan y dan paz al alma, les ayudan a procesar ese camino de preparación para morir. Es curioso, a todos nos enseñan a vivir, pero nadie nos prepara para morir, y en este último tramo de la vida, donde todos vamos a llegar algún día, es mejor llegar preparado y con el corazón tranquilo y en paz con nosotros mismos y todas las personas de nuestro entorno.