¿Seguro que los hombres las prefieren "más jóvenes"?

Como me estoy arrepintiendo de haber entrado a leer este hilo:oops::oops::oops:.
Pero en serio... de verdad os creéis que una chiquilla de 18 o 20 años va a estar con un señor de 40??? Jajjaj madre mía si yo me acuerdo de cuando tenía esa edad y lo que nos reíamos de esos babosillos, se reían incluso los chicos de nuestra edad y no creo que eso haya cambiado, al contrario, a los chavales de ahora les gusta cada vez menos juntarse con gente que no sea de su rango de edad. La única impresión que dais a las chicas es de ser solterones babosos con el síndrome de peter pan. Y vosotros creyéndosos machotes alfa que siguen su naturaleza poooor favor.
 
Y de hecho, si una niña de 18 años se fija en alguien de 40 o más es porque es un amor platónico tipo Chris Hersworth o Miguel Ángel Silvestre y es porque es una cosa inalcanzable. No se van a fijar en Manolo, 47, que baja al bar a ver el Barcelona y se rasca los huevos tirado en el sofá mientras se plantea ir al Arenal Sound con el resto de amigos divorciados y vestidos con camisa hawaiana a ver si pillan, por mucho que les duela a su ego
 
Y voy incluso más lejos, porque aquí viene lo realmente perturbador: la misma mujer que antes te sabía a miel, cuyo olor te hacía sentir protegido, cuya presencia calmaba cualquier tormenta interior, años después puede llegar a provocarte rechazo, incluso repulsión. No es falta de cariño, no es desprecio, es algo infinitamente más primitivo: es la biología susurrando al oído con una crueldad casi poética: «Aquí ya no encontrarás vida, ve y busca fertilidad en otra parte».

Lo he experimentado yo mismo, y lo han vivido muchos amigos. Donde antes había dulzura, calor y deseo inagotable, de repente aparece el desagrado, un sabor desagradable, un aroma que ya no seduce, sino que repele. Es el cuerpo, nuestra animalidad profunda, enviando señales claras e inequívocas de que nuestro propósito evolutivo no está siendo cumplido. El s*x*, como estrategia biológica, pierde su magia cuando no cumple la función esencial para la que fue diseñado: engendrar vida.
Sí, es doloroso. Sí, es cruel. Pero negar esta realidad es como intentar tapar el sol con un dedo. La naturaleza no negocia: impone. Y cuando lo hace, lo mejor es escucharla, porque lo contrario es vivir en constante frustración y desconcierto.
Das vueltas y vueltas al mismo argumento pero no vas a lo que creo que es el punto básico de nuestro desencuentro, así que te lo pregunto directamente: ¿eres de esos hombres que niegan la caducidad de su propio atractivo?, ¿que creen que las mujeres carecen del primigenio instinto de buscar en sus parejas sexuales la vida y la fertilidad?, o por contra ¿sabes reconocer que la biología también nos susurra a nosotras que los hombres jóvenes son más aptos para procrear hijos sanos?.

Te agradecería que me lo aclarases.
 
Me están dando unas Sostres vibes con la última incorporación al circo, que casi que me voy a vomitar y sigo con los gifs, que me da la risa :sick:.
aot-jean-aot.gif
 
Queridas almas sensibles del foro, vamos a dejar algo claro desde ya: que a los hombres nos atraigan las mujeres más jóvenes no es una conspiración patriarcal, ni una superficialidad barata. Tampoco es algo que podamos escoger, racionalizar o negociar, porque el deseo no se escoge: se sufre, se padece y, en ocasiones, incluso se maldice. El viejo Schopenhauer, con su cinismo lúcido, ya lo decía hace más de siglo y medio: somos víctimas de algo que llamó el “genio de la vida”, un instinto visceral y despiadado cuyo único objetivo es asegurar la supervivencia y la reproducción de la especie. Y lo siento, pero la juventud, la belleza y la fertilidad tienen una importancia evolutiva que ninguna tertulia progresista puede eliminar.

La mujer joven, con su aura de vitalidad y energía desbordante, ejerce un influjo casi mágico sobre el hombre. Pero ojo, no porque él sea un inmaduro sin cerebro—aunque algunos también lo sean—sino porque está diseñado por la naturaleza para responder a esa poderosa señal biológica. Esta señal, este hechizo, no dura eternamente; tristemente llega un momento en que, al superar cierta edad, ese poder magnético que la mujer poseía se desvanece. No es crueldad masculina, es una verdad incómoda inscrita en nuestros genes.

Y aquí viene la parte dolorosa, pero también inevitable: cuando la mujer pierde esa juventud exuberante, pierde también ese dominio involuntario que ejercía sobre el hombre. Y éste, sin haberlo decidido, se ve arrastrado de nuevo por el influjo irresistible de una juventud renovada en otro cuerpo, otra sonrisa y otra mirada más fresca y más inocente.
Es incómodo, puede que injusto, y probablemente sea triste. Pero no culpéis a los hombres: somos meros instrumentos, marionetas atadas con hilos invisibles que mueven fuerzas evolutivas despiadadas. No elegimos sentir lo que sentimos; simplemente lo sentimos. Y esto es algo que ningún discurso, moralina, ni revolución feminista puede cambiar.
Los que vais de cultos haciendo una especie de oda a la belleza y juventud de las que sois "esclavos" que parece que os dominarlos huevos, sois los peores con diferencia.
 
Lo que se debe hacer, en realidad, es dejar de malgastar esos años de belleza en simples exhibiciones o en la búsqueda de aprobación efímera. La belleza natural no es un accesorio para coleccionar “likes” en Instagram, sino un don que la naturaleza te ha otorgado para atraer al candidato ideal. En vez de entregarse a la hedonismo y caer en la superficialidad de manadas de pretendientes, lo sabio es aprovechar ese tiempo para marcar una impronta real y selectiva.
Cuando una mujer sabe que su atractivo –ese que incluye no solo lo visual, sino el olor, el sabor, las feromonas y esa vibrante juventud– tiene fecha de caducidad, debería emplearlo para captar a un hombre que valore la virtud de esa feminidad y que, a cambio, ofrezca la solidez y la madurez que solo se forjan con el tiempo. No se trata de renunciar a lo que se es, sino de entender que, a medida que la belleza se transforma, la verdadera conexión se cimenta en la reciprocidad: el hombre, aun cuando supere los 40, demostrará honor y compromiso al reconocer y cuidar lo que la mujer, en su apogeo, ha ofrecido. Decadas de vibrante energia y pasion ( en las antipodas de lo que uno se encuentra fantasmas y pesadas mochilas emocionales y el pensamiento de que su mejor momento y recuerdos los tiene otro fulano de vuestro pasado..)

En otras palabras, la cuestión no es si es triste o ingenuo basar las relaciones en la juventud o la fertilidad. Es admitir que la naturaleza dicta un mandato: aprovechar esos años dorados para establecer una relación genuina y duradera
A las mujeres nos ha dejado de interesar establecer relaciones duraderas con hombres desde que la mayoría de hombres en el mercado son como vosotros.
Y lo digo yo que estoy felizmente casada con un hombre maravilloso, así que imagínate lo mucho que tocáis los coj*nes, que a mí no me toca nada.
 
Venga que os cuento una cosa. Ayer en el sitio donde estuve de fiesta, quisieron ligar conmigo tíos de 25 y tíos de 45.
Tengo 34 y allí había chicas más jóvenes que yo e igualmente guapas que no sé comieron ni un rosco. Yo no tengo atributos especialmente relacionados con la fertilidad (no tengo pechos ni caderas grandes) pero sí soy lo que socialmente se considera normativamente guapa.
¿Entonces esas teorías biológicas cómo sustentan esto?

Es real esto que cuento eh, lo cuento más que nada por dinamizar un poco.
 
Lo que se debe hacer, en realidad, es dejar de malgastar esos años de belleza en simples exhibiciones o en la búsqueda de aprobación efímera. La belleza natural no es un accesorio para coleccionar “likes” en Instagram, sino un don que la naturaleza te ha otorgado para atraer al candidato ideal. En vez de entregarse a la hedonismo y caer en la superficialidad de manadas de pretendientes, lo sabio es aprovechar ese tiempo para marcar una impronta real y selectiva.
Cuando una mujer sabe que su atractivo –ese que incluye no solo lo visual, sino el olor, el sabor, las feromonas y esa vibrante juventud– tiene fecha de caducidad, debería emplearlo para captar a un hombre que valore la virtud de esa feminidad y que, a cambio, ofrezca la solidez y la madurez que solo se forjan con el tiempo. No se trata de renunciar a lo que se es, sino de entender que, a medida que la belleza se transforma, la verdadera conexión se cimenta en la reciprocidad: el hombre, aun cuando supere los 40, demostrará honor y compromiso al reconocer y cuidar lo que la mujer, en su apogeo, ha ofrecido. Decadas de vibrante energia y pasion ( en las antipodas de lo que uno se encuentra fantasmas y pesadas mochilas emocionales y el pensamiento de que su mejor momento y recuerdos los tiene otro fulano de vuestro pasado..)

En otras palabras, la cuestión no es si es triste o ingenuo basar las relaciones en la juventud o la fertilidad. Es admitir que la naturaleza dicta un mandato: aprovechar esos años dorados para establecer una relación genuina y duradera
Que sí, ya has dicho todo lo que tenías que decir. Que la mujer tiene que ser una flor virginal y delicada para engendrar tus hijos, porque es lo único para lo que sirve, pero CLARO que vosotros siempre sois válidos no importa que tengáis 40, 50 o 60 y ya tengáis las pelotas mustias.

A este punto sería más digno que admitieras que eres un PDF y ya porque esa obsesión con la juventud no es normal ;)
 
Lo que se debe hacer, en realidad, es dejar de malgastar esos años de belleza en simples exhibiciones o en la búsqueda de aprobación efímera. La belleza natural no es un accesorio para coleccionar “likes” en Instagram, sino un don que la naturaleza te ha otorgado para atraer al candidato ideal. En vez de entregarse a la hedonismo y caer en la superficialidad de manadas de pretendientes, lo sabio es aprovechar ese tiempo para marcar una impronta real y selectiva.
Cuando una mujer sabe que su atractivo –ese que incluye no solo lo visual, sino el olor, el sabor, las feromonas y esa vibrante juventud– tiene fecha de caducidad, debería emplearlo para captar a un hombre que valore la virtud de esa feminidad y que, a cambio, ofrezca la solidez y la madurez que solo se forjan con el tiempo. No se trata de renunciar a lo que se es, sino de entender que, a medida que la belleza se transforma, la verdadera conexión se cimenta en la reciprocidad: el hombre, aun cuando supere los 40, demostrará honor y compromiso al reconocer y cuidar lo que la mujer, en su apogeo, ha ofrecido. Decadas de vibrante energia y pasion ( en las antipodas de lo que uno se encuentra fantasmas y pesadas mochilas emocionales y el pensamiento de que su mejor momento y recuerdos los tiene otro fulano de vuestro pasado..)

En otras palabras, la cuestión no es si es triste o ingenuo basar las relaciones en la juventud o la fertilidad. Es admitir que la naturaleza dicta un mandato: aprovechar esos años dorados para establecer una relación genuina y duradera
Resulta francamente llamativo que usted se arrogue el derecho de dictaminar lo que una mujer debe o no debe hacer, como si su criterio tuviera algún tipo de peso o relevancia en nuestras decisiones. Le informo, para que no albergue falsas ilusiones, que su opinión no solo nos es irrelevante, sino que nos la pasamos exactamente por donde mejor nos plazca, sin el más mínimo reparo ni consideración. Es curioso —y a la vez patético— ver cómo ciertos individuos aún se creen investidos de una autoridad inexistente, pretendiendo erigirse en jueces de la conducta ajena. Le sugiero que, en lugar de perder el tiempo impartiendo directrices que nadie le ha solicitado, lo dedique a cuestionarse por qué cree que su parecer merece ser escuchado por quienes jamás han pedido su aprobación.
 
Lo que se debe hacer, en realidad, es dejar de malgastar esos años de belleza en simples exhibiciones o en la búsqueda de aprobación efímera. La belleza natural no es un accesorio para coleccionar “likes” en Instagram, sino un don que la naturaleza te ha otorgado para atraer al candidato ideal. En vez de entregarse a la hedonismo y caer en la superficialidad de manadas de pretendientes, lo sabio es aprovechar ese tiempo para marcar una impronta real y selectiva.
Cuando una mujer sabe que su atractivo –ese que incluye no solo lo visual, sino el olor, el sabor, las feromonas y esa vibrante juventud– tiene fecha de caducidad, debería emplearlo para captar a un hombre que valore la virtud de esa feminidad y que, a cambio, ofrezca la solidez y la madurez que solo se forjan con el tiempo. No se trata de renunciar a lo que se es, sino de entender que, a medida que la belleza se transforma, la verdadera conexión se cimenta en la reciprocidad: el hombre, aun cuando supere los 40, demostrará honor y compromiso al reconocer y cuidar lo que la mujer, en su apogeo, ha ofrecido. Decadas de vibrante energia y pasion ( en las antipodas de lo que uno se encuentra fantasmas y pesadas mochilas emocionales y el pensamiento de que su mejor momento y recuerdos los tiene otro fulano de vuestro pasado..)

En otras palabras, la cuestión no es si es triste o ingenuo basar las relaciones en la juventud o la fertilidad. Es admitir que la naturaleza dicta un mandato: aprovechar esos años dorados para establecer una relación genuina y duradera
No todas las relaciones duran para siempre y quizás encuentras a la persona que realmente encaja contigo con 35 años, cuando según tu el atractivo y la juventud han disminuido que con 20 años que estas enfocada en otras cosas. Y no tiene nada de malo tener relaciones pasajeras, al final todas nos enseñan algo.
Además estas dando a entender que las mujeres tenemos que dedicar nuestra juventud a buscar al "candidato ideal" en vez de vivir nuestra vida como nos gusta. Crees que nuestra existencia solo se basa en gustar y ya esta. Que triste.
 
Lo que se debe hacer, en realidad, es dejar de malgastar esos años de belleza en simples exhibiciones o en la búsqueda de aprobación efímera. La belleza natural no es un accesorio para coleccionar “likes” en Instagram, sino un don que la naturaleza te ha otorgado para atraer al candidato ideal. En vez de entregarse a la hedonismo y caer en la superficialidad de manadas de pretendientes, lo sabio es aprovechar ese tiempo para marcar una impronta real y selectiva.
Cuando una mujer sabe que su atractivo –ese que incluye no solo lo visual, sino el olor, el sabor, las feromonas y esa vibrante juventud– tiene fecha de caducidad, debería emplearlo para captar a un hombre que valore la virtud de esa feminidad y que, a cambio, ofrezca la solidez y la madurez que solo se forjan con el tiempo. No se trata de renunciar a lo que se es, sino de entender que, a medida que la belleza se transforma, la verdadera conexión se cimenta en la reciprocidad: el hombre, aun cuando supere los 40, demostrará honor y compromiso al reconocer y cuidar lo que la mujer, en su apogeo, ha ofrecido. Decadas de vibrante energia y pasion ( en las antipodas de lo que uno se encuentra fantasmas y pesadas mochilas emocionales y el pensamiento de que su mejor momento y recuerdos los tiene otro fulano de vuestro pasado..)

En otras palabras, la cuestión no es si es triste o ingenuo basar las relaciones en la juventud o la fertilidad. Es admitir que la naturaleza dicta un mandato: aprovechar esos años dorados para establecer una relación genuina y duradera
Pero esos años "dorados y vibrantes" como tú dices ninguna chica los va a aprovechar con un viejo verde, los aprovechará con un chico de su edad que también sea "dorado y vibrante". No con un viejo que le hable de cuando hizo la mili y de su inminente artrosis.
 
Back