Yo tengo una mía propia que es vieja ya.
Cuando iba al instituto hubo una temporada que todas las semanas se convocaba una huelga por no recuerdo qué cosa. Así que un día a la semana no íbamos a clase y aprovechábamos para hacer nuestras cosas de adolescentes.
Uno de esos días quedé con un compañero para hacer cositas de mayores y aprovechando que mis hermanos sí tenían clase y mis padres estaban trabajando fuimos a mi casa. Estábamos dándonos amor en la habitación y de repente se escucha la puerta de la calle. Efectivamente: mi padre.
Para llegar a cualquier sitio tenía que pasar por la puerta de la habitación donde estábamos, así que no se me ocurrió otra cosa que salir yo, medio vestida, fingiendo un bostezo digno de premio Goya, a decirle que me había dormido y ver qué coxx hacía allí.
El hombre había vuelto a casa porque se le había olvidado prepararse el bocadillo por la mañana y justo ese día trabajaba cerca y podía venir y ahorrarse el dinero del bar, así que allí estuvimos, todo el rato que él tenía para almorzar, los dos en la cocina hablando de nuestras cosas. Él comiendo, yo tomando café y rezando para que a mi compañero no le diese ni una tos. Porque sí, soy mayor y en esas no existía WhatsApp, así que imposible avisarle.
Cuando se fue, entré a la habitación y no veía al muchacho. Pensaba que se había abierto alguna puerta espacio/tiempo hasta que dije su nombre y le escuché decir: puedo salir yaaaaa? Muy bajito. Desde debajo de la cama donde se había escondido junto con todas sus cosas por si a mi padre le daba por entrar a la habitación no se bien a qué.