Este año llegué a mi límite en relaciones parasitarias, refrendado en terapia, pero que por mi neurodiversidad y por la forma en la que me criaron, seguía lastrando. Estaba enfermando, a nivel psicosomático, y simplemente, no pude más. No hubo enfrentamientos ni reproches, simplemente empecé a decir no. Se alejaron, aunque tratan de volver, de forma intermitente y oportunista. No hubo duelo, ni tampoco alivio, estoy más sola pero soy más libre, y en eso he encontrado la paz.