Para mí, el año empezó bien, motivada con mi trabajo, con buenos resultados, y mi pareja, familia, perro, amigos todos bien. Pero la segunda parte del año de mal a tremendamente mal.
En junio tuve un accidente que me dejó en cama casi dos meses. Fue muy traumático, no podía valerme por mí misma, ni obviamente trabajar, y con mucha culpa por todo. Del accidente estoy recuperada en un 95% (eso lo anoto como algo bueno).
En agosto mi mejor amigo tuvo un aneurisma de aorta, le operaron de urgencia, a vida o muerte, se recupera poco a poco, pero de ser una persona nómada y activa ha pasado a ser una persona que debe medicarse y cuidarse muchísimo y bajar su ritmo de vida. Que se haya recuperado también es algo bueno si bien no podrá volver a su vida anterior.
En septiembre, tuvimos que dar la eutanasia a nuestro querido perro, se puso malito de golpe y fue un trauma del que aún no estoy recuperada. Tenía unos 10 años, pero estaba bien, comía, jugaba, etc.. un perro excepcional de bueno y amoroso. Vivir sin él es una tristeza.
Y ahora, por navidad, nos reunimos todos los hermanos en casa de mis padres, el 24 comimos y cenamos juntos, todo normal.. mi padre dijo durante la cena que se sentía indigesto, pero eso no sorprendió ni asustó a nadie, ni a él mismo. Siguió normal, hablando, riendo, haciendo bromas... se fue a dormir y por la mañana mi madre le encontró ya frío. Falleció de infarto fulminante.
Desde junio mi vida me parece una pesadilla sin fin. Golpe tras golpe. Este último obviamente el más gordo. Mi padre iba a cumplir 81 pero estaba en plena forma, activo, vital, alegre y con la cabeza clarísima. Que me diréis que es ley de vida, pero después de varias crisis con mi madre durante su relación, alguna bien gorda, era precioso verles juntos ahora, acompañándose, dándose cariño, habían preparado todo lo de la navidad juntos... estamos aún en shock porque es un golpe difícil de asumir.
Mi 2024 empezó bien y está acabando de lo más jo.di.do.