Para primeros de año me subrogan con otra empresa. Vosotras véis normal que mi encargado, el que se va, se haya despedido de mí por washapp? Que se ha alegrado de trabajar conmigo, que espera que me vaya bien y que felices fiestas. Y ya. Lo véis normal? Ni siquiera ha sido capaz de hacerlos por llamada. Me he sentido poco valorada. Un poco ninguneada.
Prima, yo no quiero ser el “y yo más”, pero leído tu mensaje, me desahogo.
Hasta hace un par de meses, llevaba 5 años teletrabajando en una compañía.
Estaba encantada de la vida, tenía mucho trabajo eso sí, pero tenía un equipo de gente que era super piña conmigo y muy eficiente.
Todos los días, de lunes a sábado recibía unos 7 -8 WhatsApp diarios de ellos, había que gestionar muchas cosas, pero también me pedían muchos favores, yo con gusto, faltaría más.
Un lunes, trato de acceder a la compañía, y mi usuario y contraseña no van.
Les escribo a los “ compis” a ver si están teniendo algún tipo de fallo en la red, pero a pesar de que me leen, nadie me contesta.
Me habian echado.
La compañía fue vendida, cambiaron sistema, equipos y contrataron a otro personal.
Pero los trabajadores que iban viendo, presencialmente, todo el proceso nunca me dijeron nada.
Tanto costaba responder un WhatsApp?
Sobretodo, digo yo, para no estar haciendo el ridículo, y por un respeto, digámosle de compañeros, un saber estar, de personas que nos movemos en el mismo sector.
Quede bastante impactada, la verdad. Muy triste y desencantada.
A las 2 semanas o así, me di cuenta de la inmensa paz que sentía.
Podía ir al dentista ( por ejemplo) y al salír no tener los 7 WhatsApp diarios, ni estar en una comida o un evento familiar revisando el móvil o atendiendo dudas personales acerca de cómo proceder en el trabajo, que tendrían que saber, va en su cargo
Tanta paz dejen como descanso lleven. Menudo alivio, por favor.
Y los favores que se los vayan pidiendo a Rita, así en general.
Si algo aprendí con ellos es que ni por tratar de mantener un “ buen” equipo, ni por nadie de esos mundillos, vale la pena perder tu tiempo tratando de ayudar sobre sus movidas familiares o personales.