Se pueden decir mil cosas, pero las palabras se las lleva el viento. HECHOS.
Por otra parte, yo conozco a mucha gente que, en sus delirios de juventud, sí querían tener descendencia, quizá porque es lo que nos han inculcado que hay que hacer impepinablemente o porque realmente lo deseaban, no sé, pero al llegar la hora de la verdad, la hora de ponerse, no se reprodujeron porque realmente no era lo que deseaban.
Lo que anhelabas con 20 puede no ser lo mismo que lo que buscas con 40.
La vida cambia y, con ella, las personas.
Que hace una década manifestara ciertas cosas no significa que las quiera a día de hoy.