Yo hoy estoy muy triste. Manda narices que no haya soltado una lágrima por el postparto y sí por la decepción tan grande que me he llevado esta semana.
Alguien a quien yo tenía por una de mis mejores amigas, alguien en quien yo confiaba más que en el resto, celebró su cumpleaños y no me invitó. Y me enteré de casualidad por terceras personas. Me quedé en shock y confundidísima cuando me enteré, no lograba entender cómo había invitado a todo el mundo y a mí me había dejado atrás.
Hoy me ha escrito, no sé si por miedo de que me enterase por otro lado (demasiado tarde) explicándome que había celebrado su cumple la semana pasada pero que no me había dicho nada porque mi bebé aún es muy pequeña y seguramente yo no querría estar con la niña en un sitio tan ruidoso y con tanta gente. Le respondí que estaba alucinada y dolida, y que nunca me habría esperado algo así de ella. Que la decisión de si su cumpleaños era un evento adecuado o no para mi hija me correspondía tomarla a mí, no a ella. Y que en caso de no haber querido llevar a la niña, ella tiene un padre con el cual yo podría haberla dejado para ir al cumpleaños. Pero claro, si ella ni siquiera me dio ni la opción de aceptar o declinar la invitación...
Y así estoy, dolida, confundida y mosqueada. Porque las excusas que me ha dado sobre por qué no me invitó no tienen ningún sentido. Y algo me dice que hay algo más. Sospecho que a lo mejor su pareja ha podido tener algo que ver. No he tenido ningún problema con él, pero es una persona muy "especialita", que hoy te adora y mañana sin saber por qué no te puede ni ver. Y no me sorprendería que tuviese algo que ver, porque la a explicación de lo de la niña me sigue pareciendo una burda excusa que oculta otro motivo.
¿O que se haya olvidado completamente de mí (cosa que también me costaría creer) y para no quedar mal haya salido con la milonga de la niña?
Ni idea, solo sé que me he quedado tan triste de imaginarme a todos nuestros amigos pasándolo bien en el cumpleaños y yo sin estar ahí, que hace unas horas se me han empezado a caer las lágrimas mientras lavaba biberones. Ya de por sí es difícil socializar cuando tienes un bebé tan pequeño, y si encima en las pocas oportunidades que surgen de juntarnos todos pasan de invitarte, pues peor me lo pones. Me siento muy sola.
