Después de estar cuidando a mi padre una temporada, desde su último ingreso en el hospital por una serie de micro-infartos, ya estando en casa, de estas veces que sale de su mutismo, cuando le estoy dando la cena, va y me suelta esto: Nunca te lo he dicho, pero estoy orgulloso de como has salido. Luego siguió dejando que le diera la cena a cucharadas.
Ese mismo mes, el día 14 de febrero, se fue definitivamente.
Siempre lo recuerdo, porque jamás me dijo en mis 45 años de vida que estaba orgulloso de mí, sólo esa vez.