He leído un artículo de hoy en el País y básicamente me he deprimydo más:
"La fórmula de la amistad, tal y como él la concibe, vendría a ser “afinidad + tiempo”. Hall considera que hacen falta alrededor de 90 horas de interacción más o menos estrecha para que un simple conocido se convierta en un amigo y al menos 200 para que esa conexión incipiente se transforme en una amistad íntima. Eso explicaría lo que Hall describe como “el alto grado de promiscuidad emocional de los jóvenes adultos”: solo ellos disponen del tiempo necesario para completar desde cero ese largo proceso de establecimiento de una relación significativa no ya con una persona, sino con varias a la vez.
Hall precisa, además, que esas 200 horas deben ser, en la medida de lo posible, “tiempo de calidad”, dedicado a actividades que respondan a intereses comunes y a conversaciones intensas y sinceras. La amistad es, en última instancia, el resultado de una inversión a medio o largo plazo, el fruto del tiempo compartido."
Total, que a mis treintaypico ya me puedo ir despidiendo de hacer amigxs. Muchas veces pienso que si el problema soy yo, pero parece ser que el problema se llama edad.
“He perdido a todos mis amigos”: ¿por qué es difícil entablar relaciones de amistad tras los 40?
No es solo el trabajo, la familia y las preocupaciones vitales lo que nos hace mucho menos sociables y abiertos a nuevas amistades a partir de la mediana edad. Es también la pérdida del músculo de las relaciones de amistad, que está en su apogeo en la adolescencia. ¿La buena noticia? Se puede...elpais.com
ese artículo es demasiado dogmático y no tiene en cuenta muchas situaciones que pueden darse. por ejemplo, los que hemos sido extremadamente tímid@s cuando éramos más jóvenes, pero con el tiempo hemos ido desarrollando habilidades sociales. a mí interactuar con las personas -y con el tiempo, llegar a hacer amistades- me resulta más fácil ahora que en mi época universitaria.