Hace años me llevé la manguera de la gasolinera puesta

Me di cuenta en casa. Me jodió mucho porque es la típica cosa que ponen en las pelis de risa, la mujer tonta que no es capaz d echar gasolina sin liarla. Me dio vergüenza volver pero me llamaron jajaja, sacaron mi teléfono de la tarjeta de puntos.
Me hace gracia que decís que tenéis mala orientación y necesitáis el gps. Pues yo me pierdo aún con gps. Viajo a menudo a Alicante, y cada X veces acabo en Albacete. Todavía no sé cuál es el punto en el que se tuerce la cosa

pero cuando empiezo a ver señalizaciones que no me cuadran digo ya está...

Albacete allá voy.
La de excursiones que he hecho yo por discutir con el GPS.
Aún recuerdo aquel día que unos amigos y yo visitamos a un amigo común que vivía justo en el barrio de Bravo Murillo en Madrid, zona que conozco a la perfección.
Al regreso me bastaba con girar, pillar la Castellana hacia abajo y ala, para casa.
Bueno, pues aquel día me poseyeron los duendes poltergeist y me pegué un viaje por la Dehesa, acabé bordeando las Torres Kio por detrás, no me preguntéis por qué, los duendes supongo. Que a la hora en la que tenía que estar aparcando ya en mi barrio seguía yo de gira por ahí, llevaba poco tiempo yo dejándome guiar por aquella cosa llamada GPS y ya hablaba sola con el cacharro "que sabrás tú".
Bonito sábado noche de excursión por la capital.
No fue la única vez. Que yendo al Pirineo me dio por llevarle la contraria a mi amiga la señora del GPS, sería el mediodía, y a la altura de Zaragoza capital de nuevo los duendes me poseyeron y en tres horas se supone que debería estar ya metida en las montañas y... Entré a los Pirineos de noche cerrada cerradisima. Un familiar mío esperando y diciendo "pero que coj*nes te ha pasado". Se asustó en serio.
No se en qué pueblo me paré y le pregunté a una señora en bata boatiné "hola que tal, voy a X sitio, ¿sabe usted si este es en camino?". Se me quedó mirando como diciendo "uy, pero si estás muy lejos"...luego mire la pirueta que di y vaya tela, vergüenza me da contarlo.
Así me pasó al regreso a Madrid, que llegué directa sin movidas y me preguntaba cómo pude haberme perdido al camino de ida y donde andaban mis neuronas.
Y todo por creerme más lista que el satélite, que está fabricado por gente con estudios.
Podría hablar horas de cuando mi coche se ponía en piloto automático y le daba por trolearme. Tuve una época de Magallanes total.