Buenas primas, de aquí saco que como persona joven que siempre ha tendido a hacer amistades muy drásticas dejo como cierre de mi enseñanza que las amistades son amistades no en función de su "intensidad", convivencia, ni valores, ni cosas en común, ni parecido o capacidad de entenderse, sino como dos personas que se aceptan y respetan la una a la otra pese a sus diferencias y ser un pilar de apoyo indiscutible.
Quizás por eso duelen tanto las rupturas de amistades en comparación con las de pareja (que ojo, no digo que esas no duelan), porque con una pareja además tienes que compartir ciertas cosas, tenéis que tener valores parecidos y prioridades similares para poder compenetraros y que la cosa funcione más allá del amor y cariño que pueda existir...pero para que una amistad no funcione es como que se han faltado a alguno de los pilares básicos para hacer una relación posible, por no hablar que en una amistad (quizás en mi caso) vivimos muchas experiencias y es un pacto entre dos personas que simplemente se quieren por sus virtudes y defectos, casi lo más cercano al típico amor incondicional familiar que conocemos, el pacto de dos personas que deciden estar a las duras y maduras (cosa que en pareja no sé porqué siempre tengo muy en cuenta que existe letra pequeña para todo, quizás porque el nivel de exigencia es superior y requiere un esfuerzo constante que lo hace más "volátil" o "cambiante", no sé) y eso hace que duela más.
En este caso particular, ya no solo se suma el ser joven, haber tenido mis traumitas de adolescente que me ha condicionado a que durante esa época de aprendizaje no haya experimentado muchas relaciones "normales" y el tener esa visión de las amistades, sino que la amistad que he perdido ha sido como
La Amistad con la que he vivido multitud de experiencias que no he hecho nunca antes con nadie como viajar y exponerme a situaciones que para mi eran nuevas y con la que he aprendido mucho y crecido como persona, porque ha sido amiga y compañera de vida y aventuras, que es algo que muy pocos pueden decir y yo he tenido esa inmensa suerte. Como es obvio, los últimos años iba creciendo poco a poco un distanciamiento natural por ley de vida (al fin y al cabo, nos unió la universidad) a la que ambas nos íbamos amoldando un poco para seguir manteniendo el contacto y viviendo experiencias, pero pasa el tiempo y lo que para una significa ser feliz para otra no, y la forma que tuve de llevarlo fue adaptarme a su forma porque ella no se iba a adaptar a la mía porque está muy enfocada en su felicidad y en sentirse satisfecha con ella y su vida. La problemática de esto es más que obvia, pero se hizo aún peor cuando lo que en un momento fue voluntario (decisión mía 100%) pasó a convertirse obligatorio, porque si no llegaba a algo o no lo hacía como ella lo entendía o consideraba correcto o "la forma de hacer las cosas" entonces aparecían los morros, los mosqueos y el intento de reprimenda, algo que hasta ahora nunca había hecho porque siempre había vivido muy a su bola sin depender de nadie. Y ya terminó cuando básicamente me daba cuenta de que se enfadaba o se sentía frustrada cuando un plan no le salía como ella quería porque yo, como otro ser humano, tengo vida, siento y pasan cosas y cosas pasan.
Poco a poco cada persona crecemos y cambiamos según queramos, según la vida nos de y según el cómo nosotros seamos conscientes y sepamos y decidamos gestionar. En este caso, el motivo por el que me sentía tan a gusto con ella en un primer momento era por su forma de ser y, el motivo por el que ya no me siento a gusto es por el mismo. Adoro las personas genuinas, independientes, espontáneas y fluidas, introspectivas y con un mínimo de empatía...y odio el egoísmo, la avaricia, la ecpatía y la rigidez. Y mi amiga se fue tornando poco a poco en todas las cosas que no quiero en mi vida, al menos conmigo, hasta tal punto que siento que para ella he pasado a ser más un medio para un fin que una amiga per se, que es necesitarme como relleno para lo que sea que a ella le apeteciese hacer o vivir y que, por ello cuando no pude cumplirlo (como ser humano y persona con vida y personalidad muy distinta a la suya), tanto resentimiento. Y no lo digo en el sentido de malvada o villana, lo digo en el sentido en el que yo para ella, en el momento en el que he dejado de ceder y he priorizado mi espacio y mi forma de ser y simplemente he aceptado la distancia que existe entre ambas sin esperar que ninguna de las dos lo cubra, me habré tornado en cosas que tampoco le gusta y en vez de mandarme a pasear, cosa que no es su estilo, simplemente me tiene ahí para sus intereses pero dejando claro que no tiene ninguna intención de intentar aceptar ciertas partes de mi o soltando comentarios hirientes que están completamente fuera de lugar que, una persona con un mínimo de empatía y respeto, no haría (ergo ella unos años atrás).
Las redes sociales para mi han sido clave, porque en el momento en el que he dejado de usarlas solo me centraba en mi vida y en lo que tengo en mi entorno, además de que poco a poco vas perdiendo esa ansiedad de una vida llena de estímulos rápidos pero, sobretodo, porque no estoy expuesta a vidas que para mi no son realistas y que no cuadran con mi entendimiento de la vida ideal ni de lo que me aporta felicidad o satisfacción personal.
Dicho esto, gracias por aguantarme una vez más en mis consultorios caóticos. Han sido tres meses duritos pero ya he pasado la parte más jodida del duelo y, sobretodo, he aprendido un montón de mi vida, de lo que quiero en ella y lo que no, de mí misma y de las amistades dejándome sentir sin límites, ni vergüenza, ni mierdas varias. Un besis primis, espero que hayáis entrado mucho mejor este año y que estéis bien
