Muchas gracias por molestarte en contestar. El motivo es porque veo la situación muy gris, con mucha letra pequeña que al final (lógicamente) no puedes aportarnos y que es, quizás, la parte más importante de este dilema.
El motivo por el que te he preguntado si tu amiga te permitía o no expresar tus emociones es porque, muchas veces, cuando estamos en plena faena emocional, estamos especialmente sensibles o susceptibles. La zona emocional del cerebro es parcialmente contraria a la racional. Cuando las emociones son súper intensas (como puede ser un duelo de semejante magnitud), bloquean el lado racional del cerebro precisamente para tomar el mando. ¿Por qué digo esto? Bueno, pues porque muchas veces sentimos y vemos cosas que no son. Una cosa es ver claramente que tu amiga te rechaza y que no se inmiscuye en tu vida lo más mínimo; otra, sentirte así. Con esto no quiero desacreditar las emociones, pero sí tomarlas por lo que son: indicadores. Si me siento así con esta persona, ¿por qué es? Porque me hace sentir así, así y asá. ¿Por qué? Porque hace esto o esto otro.
En tu caso, la decepción que nos has verbalizado así como sus actos que la han generado, no se ven proporcionales. Repito, a lo mejor porque gran parte de las cosas que han ido sumando, son de esa letra pequeña que no puedes pararte a escribir.
Los motivos dichos, como ya te han comentado muchas otras primas, no son suficientes. Más bien una mala comunicación fruto de malas decisiones; quizás ella debió elegir confrontar la situación y ser más activa que pasiva, pero pensó que la evitación era la mejor solución (y ojo, que la evitación no es solo evitar el tema, es poner el foco de las conversaciones en otro sitio...normalmente sobre cosas que la propia persona tiene el control: su propia vida). Y quizás tú debiste haber sido clara desde el principio en hacerle ver que lo que necesitabas era una escucha activa de tu dolor. Que precisamente lo que necesitabas era a una amiga que se preparase para soportar tu angustia y dolor, porque no ibas a ocultarlo ni ignorarlo.
Esta pregunta ¿Qué sientes que ganarías si cortases la amistad y qué perderías si la mantuvieras? para mi siempre ha sido un gran guía en cuanto a la toma de decisiones. Porque se notaba claramente cuándo había muerto una amistad y cuándo no. Obviamente cuando cortas cualquier relación, ganas siempre en libertad y en paz mental (porque nos guste o no, el amor y las relaciones también traen consigo miedo, responsabilidades y quebraderos de cabeza). Pero es lo que pierdes si la mantuvieras donde se ve verdaderamente dónde está el sacrificio, a qué costa estás manteniendo lo que estás manteniendo. Y en tu caso, no es a costa de ti misma; más bien del interés de tener una relación más o no...de perder un recuerdo, un saco de memorias de carne y hueso.