Tengo una amiga de hace 13 años con la que he compartido momentos increíbles, hemos vivido muchisimas cosas juntas. Siempre creí que nuestra amistad sería para toda la vida. Pero hace un año y medio falleció mi madre de manera abrupta y traumática, dejándome completamente sola, sin ningún familiar cercano. Mi situación personal es complicada, y pensé que podría contar con ella como siempre me había prometido, como si fuera una hermana( palabras de ella mismas que me queria como una hermana).
Durante los tres/cuatro primeros meses tras el fallecimiento de mi madre, estuvo ahí correctamente, apoyándome como amiga. Sin embargo, a partir del cuarto o quinto mes, todo cambió. Nuestra relación se volvió superficial y vacía. Las conversaciones giraban solo en torno a ella, su pareja y su vida, mientras yo me sentía ignorada en mi duelo. Cuando le compartía cómo me sentía, me escuchaba, reaccionando de manera muy vaga,eran reflexiones duras y lo he pasado muy mal, yo de una mejor amiga espero mas que 5 minutos de atención, espero una actitud, un estar…pero todo eso no estaba ya. A pesar de esto, no dudaba en pedirme favores cuando lo necesitaba.
Uno de los momentos más dolorosos llegó cuando, meses después del fallecimiento( a los 9 meses o asi), me acusó de no alegrarme por su felicidad y de solo reaccionar cuando me contaba cosas malas. Esa conversación fue devastadora para mí, porque yo ya estaba lidiando con pensamientos oscuros y necesitaba apoyo, no reproches. Le expliqué todo lo mal que me sentía, incluso los pensamientos turbios hacia mi misma que había tenido, y aunque parecía que lo entendía en ese momento, su actitud no cambió en absoluto después.
En agosto( 2 meses mas tarde mas o menos), justo cuando se acercaba el primer aniversario del fallecimiento de mi madre, decidí hablar con ella de manera asertiva, invirtiendo tiempo y dinero en terapia para prepararme para esa conversación, porque quería hacerlo de forma constructiva y sin dejarme llevar por mis emociones. Le dije que me sentía decepcionada, que en los peores momentos de mi vida no había estado a la altura como amiga. Ella me preguntó qué esperaba de ella, y le dije que no podía decírselo yo, que era algo que debía reflexionar. Aunque en el momento parecía que entendía mi posición, con el tiempo me di cuenta de que nada cambiaba. Su actitud seguía siendo la misma.
Este 26 de diciembre fue ella quien inició una conversación. Me preguntó constantemente si estaba decepcionada y si sentía que me había fallado, pero no estoy segura de si realmente no entiende lo que ha pasado o si simplemente se hace la tonta. Durante esa charla, justificó su actitud diciendo que no quería decir ni hacer cosas que me pusieran triste, que al principio era más fácil saber qué hacer porque la situación requería un apoyo físico evidente, pero que después no supo cómo actuar y que dejó que la “pelota se hiciera más grande”.
Según ella, quería que cuando estuviéramos juntas, las cosas fueran más ligeras y estuviéramos “bien”. Pero yo no puedo evitar pensar: si ves que mi actitud contigo ha ido empeorando durante un año, que cada vez soy más fría, que ya no me abro contigo ni te cuento cosas, ¿cómo no puedes darte cuenta de que algo está muy mal? Estas incongruencias me frustran.
Ahora mismo estoy en un dilema. Me pesan los 13 años de momentos buenos, pero siento que en este último año, el más duro de mi vida, me ha fallado. Mañana vamos a vernos, y no sé si debería ser completamente honesta y poner las cartas sobre la mesa, o si simplemente dejarlo estar y ver si se puede reconducir. No sé si seguir mi corazón o mi cabeza. Tomar esta decisión me rompe el alma.
¿Qué haríais en mi lugar?