- Registrado
- 13 Dic 2007
- Mensajes
- 13.968
- Calificaciones
- 82.634
Atención a este vídeo, minuto 0:50
Follow along with the video below to see how to install our site as a web app on your home screen.
Se debe tener en cuenta: This feature may not be available in some browsers.
Atención a este vídeo, minuto 0:50
Historia de mi vida.No os hacéis una idea de lo que es estar en el trabajo, tener entre manos una tarea que exige tu concentración y agilidad mental y que ya de por sí te agota mentalmente y tener a una metralleta de éstas al lado.
Yo llega un momento que ni los escucho.A mí también me agobia un huevoNo el hecho en sí de que me hable mucho, pero sí el de que (parece) no captar las señales de cuando ya empieza a cansar con tanto detalle insignificante - para todos menos para ella, las ganas de cambiar de tema o tomar mi turno de palabra y que no me haga ni puto caso a lo que le digo, wtf???
Debe ser algún trastorno (narcisista, tal vez)
Mi madre sobre esas personas dice que están huecas por dentro.¿Conocéis a las personas-megáfono? Seguramente no, porque es un término que usamos mi hermana y yo.
Es esa gente irritable que tiene un tono de voz varios decibelios por encima de lo normal. Y hablan. Y hablan. Ya puede haber diez personas, que sólo se les escucha a ellos. No sé como no se destrozan la garganta.
Nos pasó hace poco, cenando en un bar. Entra un grupo de amigos, unas ocho personas, estudiantes, piden sus tapas y cervezas. Obviamente van a hablar, reír mucho, es normal, pero entre ellos había una chica-megáfono. Literal que podían hablar todos a la vez que ella se escuchaba más fuerte, y no estaba gritando, hablaba normal pero parecía que tenía el volumen subido. Era como si te hablase fuerte en el oído. Y como buena persona-megáfono, no callaba ni diez segundos.
Hemos llegado a la conclusión que, como les gusta tanto hablar, desarrollan un tono más fuerte que los demás para obligar a escucharles a la fuerza.
Mi madre es una de esas. Antes creía todo lo que me contaba tal cual lo decía; con el tiempo empecé a convivir más con ella (dejé de trabajar de sol a foco) y a darme cuenta de que cada vez que me contaba la misma historia le agregaba o cambiaba algo. Algunas veces se lo hacía notar y decía no recordarlo pero ahora lo que hago es dejar que me lo cuente las veces que guste y según qué cambios haga saco mi conclusión.No es sólo por la edad. Yo conozco un par de personas que tienen un discurso muy estudiado, siempre cuentan más o menos lo mismo, pero cada vez que repiten las historias hay algún detalle diferente. A través de ese detalle te das cuenta que detrás hay muchas más cosas y que todo es ficticio. Impostado.