Soy autónoma y, en mi caso, decidí tener hijos... Mejor dicho, no es que lo decidiese sino que, de repente, algo en mí se despertó y sentí la necesidad imperiosa de tener hijos. Me pasaba el tiempo libre leyendo sobre concepción, embarazo, parto, lactancia, crianza respetuosa (yo, que nunca sentí ninguna afinidad hacia los niños). Es decir: Estaba 100% convencida de dar el paso y, por suerte, tenía a mi lado a la persona adecuada, que además también quería hijos. Y menos mal, porque la crianza es muy intensa e intensiva (amén de costosa). Mis hijas ya son adolescentes y los retos continúan. Las numerosas alegrías van de la mano de algunos sustos, y eso es así no solo cuando son bebés o pequeños, sino para los restos. Por tanto, si tienes dudas, no te animaría a tener hijos.
Profesionalmente, creo que me ha beneficiado ser madre siendo una mujer autónoma que trabaja desde casa. He podido gestionar la carga laboral y los horarios a medida que mis hijas crecían sin dar explicaciones a nadie (y gracias a ello decidí no coger baja maternal). Pero si no tienes un colchón/respaldo económico adecuado, es arriesgado tener hijos porque, sin duda, cuando son bebés o muy pequeños la carga laboral que podemos asumir disminuye (y, por tanto, lo que ganamos), y la carga mental y doméstica se multiplica por mil.
En fin, piénsatelo muy bien y si decides tener hijos, que sea por convencimiento propio y jamás porque la pareja sí los quiera.
Profesionalmente, creo que me ha beneficiado ser madre siendo una mujer autónoma que trabaja desde casa. He podido gestionar la carga laboral y los horarios a medida que mis hijas crecían sin dar explicaciones a nadie (y gracias a ello decidí no coger baja maternal). Pero si no tienes un colchón/respaldo económico adecuado, es arriesgado tener hijos porque, sin duda, cuando son bebés o muy pequeños la carga laboral que podemos asumir disminuye (y, por tanto, lo que ganamos), y la carga mental y doméstica se multiplica por mil.
En fin, piénsatelo muy bien y si decides tener hijos, que sea por convencimiento propio y jamás porque la pareja sí los quiera.